Este año he cumplido 58 años y me ha hecho pensar cuantos años más podré hacer el tipo de buceo que me gusta. A su vez he mirado alrededor mía y me he dado cuenta que muchos de los compañeros con los que buceo también suben de 50 años.
Siempre se ha dicho que la edad y la forma física eran condicionantes a la hora de hacer una buena descompresión. La edad pasa inexorablemente y no podemos hacer nada para frenarla, pero si podemos mejorar nuestra forma física.
Desafortunadamente el buceo es uno de los deportes en los cuales menos importancia se le da a la forma física. Hay buceadores con sobrepeso, fumadores o sin ningún tipo de fondo físico. Incluso instructores que somos los que deberíamos de dar ejemplo. Esto cuando se es joven tiene su importancia pero se vuelve crítico con la edad.
Por eso expondré algunas razones por las cuales el tener una buena forma física se vuelve imprescindible.
La baja forma física influye en la eliminación de los gases perjudiciales para el buceador. Principalmente me voy a centrar en dos de ellos que son dióxido de carbono (CO2) y el nitrógeno (N).
El gas más perjudicial para un buceador, sin lugar a duda, es el dióxido de carbono (CO2).
Por otro lado, tenemos los estudios realizados por Meyer-Overton, que buscaron la relación que existía entre la solubilidad de los distintos gases en los lípidos con el efecto narcótico de los mismos, lo que dió lugar a la tabla que lleva su nombre. En ella se puede observar que la capacidad anestésica de los gases el CO2 es veinte veces más narcótica que el nitrógeno por lo que en cuanto metemos la cabeza bajo el agua sufrimos el efecto narcótico. Dado que no podemos escapar de este gas puesto que lo produce nuestro cuerpo como deshecho de nuestro metabolismo, la solución es producir menos y eliminarlo a través de una buena ventilación.
Cuando hemos estudiado los efectos del Dióxido de Carbono, en cierto modo lo hemos minimizado a efectos como la hipercapnia, resultado de realizar apneas pero esto no es así ni de lejos.
El dióxido de carbono es el detonante o gatillo de otros problemas que aparentemente no tienen relación como pueden ser la narcosis o la hiperoxia, sin contar con la ansiedad, stress, fatiga.
Por ello, hay varias vías para minimizar la producción del mismo. Mejorar tu técnica de buceo que incluye aleteos más eficientes, postura con una configuración hidrodinámica y una flotabilidad exquisita tanto estática como dinámica. Puesto que en un medio que es entre 800 a 1000 veces más denso que el aire, de toda la energía que usamos, un 91% es para contrarrestar la densidad del agua y solo el 9%, en el mejor de los casos, para avanzar.
Y por supuesto mejorar nuestra capacidad cardiovascular con un entrenamiento regular (corriendo, bicicleta, nadar) además de una dieta adecuada que siguiendo la tendencia actual es alta en grasas no saturadas y muy baja en hidratos de carbono.
El segundo gas del que quiero hablar es del nitrógeno. Como sabemos influye en dos procesos importantes para el buceador, narcosis en el fondo y burbujas en la subida.
La narcosis se puede paliar sustituyéndolo por otro gas menos narcótico como el Helio (He), lo que provoca también la minoración de la densidad del gas respirado, minimizando el esfuerzo respiratorio y por consiguiente la producción de CO2.
El tema de la producción de las burbujas en la subida no solo es aplicable al Nitrógeno sino a todos los gases inertes presentes en la mezcla respiratoria.
Según las últimas investigaciones la forma física del buceador influye directamente en la producción de burbujas y consecuentemente en la producción de disbarismos descompresivos.
Lo primero que debemos que tener en cuenta es que las burbujas siempre están presentes en nuestro cuerpo y es inevitable. La cuestión es que no tengan forma de sujetarse a las paredes de los vasos sanguíneos y que puedan crecer.
Las microburbujas intentarán “agarrarse” a cualquier protuberancia o hueco para estabilizarse y crecer. Por ello hay que procurar que estas paredes sean lo más flexibles y lisas posibles, para que se conviertan en una especie de tobogán para las microburbujas. La falta de ejercicio precisamente hace que las microburbujas tengan donde agarrarse.
Hay estudios que confirman que el realizar ejercicio intenso unas horas antes de un buceo exigente reduce la posibilidad de un disbarismo descompresivo.
Otra ventaja de hacer ejercicio regular es la producción de ácido nítrico que favorece la impermeabilidad de la pared del endotelio de los vasos sanguíneos evitando así la pérdida de plasma que haría que la sangre fuese más densa y así haciendo que la velocidad de la misma disminuya.
Por eso la forma física se hace imprescindible conforme la edad avanza.
El tener un peso adecuado a tu morfología y un nivel de grasa bajo debe de basarse primero en una dieta equilibrada evitando en lo posible los azúcares refinados, los hidratos de carbono, las grasas saturadas y los alimentos ultraprocesados.
El bajar esos kilos que te sobran lo mejor es consultar a un nutricionista que te pondrá una dieta adecuada, pero el problema no es alcanzar ese peso ideal sino el mantenerlo en el tiempo y no sufrir el temido rebote.
El ejercicio debemos de tener en cuenta los dos tipos. Primero el cardio que se obtiene mediante ejercicios como correr, bicicleta o nadar al menos 20-30’ variando la intensidad según tu capacidad.
La musculación es tan importante como el cardio dado que manejamos pesos grandes en el buceo. Son preferibles ejercicios en los cuales se impliquen grandes grupos musculares evitando en lo posible aquellos que sean para un músculo concreto. Mi preferencia son las mancuernas y las barras que te fuerzan así mismo a tener coordinación y equilibrio evitando en lo posible las máquinas. Otros estudios también confirman que evita la osteoporosis y la atrofia de los músculos.
Para una persona normal realizar este tipo de ejercicios durante una hora tres días en semana de forma regular y con intensidad debería de ser suficiente.